El Quijote en América: un pequeño homenaje

En conmemoración del IV centenario (1615-2015) de la primera edición de la Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, impresa por Juan de la Cuesta en Madrid en 1615.

Don Quijote y Sancho en la imprenta de Sebastían de Comelles, Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes, dibujo de Luis Paret grabado por J. Montero Tejada para la edición que Gabriel Sancha publicó en Madrid en el año 1797.
Don Quijote y Sancho en la imprenta, Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes, dibujo de Luis Paret grabado por J. Montero Tejada para la edición que Gabriel Sancha publicó en Madrid en el año 1797.

Portada de la edición príncipe de la Segunda Parte de Don Quijote de Miguel de Cervantes, impreso por Juan de la Cuesta, Madrid, 1615.
Portada de la edición príncipe de la Segunda Parte de Don Quijote de Miguel de Cervantes, impreso por Juan de la Cuesta, Madrid, 1615.

Don Q vive con nosotros, con cada uno de nosotros.

Con nosotros vive desde su publicación en 1605, ya que para aquel tiempo disfrutábamos, en frase de Lord Byron, una de las pocas verdaderas delicias que es dado gozar a los mortales: leer el Quijote en su lengua original. Yo lo supe, hace muchos años, mientras viajaba a la buena de Dios en automóvil por España y atravesaba un paraje monótono, polvoriento, adusto, interminable…sin fin…y de momento, reconocí un lugar que nunca antes había visto y exclamé emocionada: ¡La Mancha!

Mi marido me preguntó: –¿Qué mancha?

Yo le respondí: –¡La de Don Quijote!

La razón de la sinrazón que mi razón trataba de dar fue interrumpida por la aparición de un letrero inolvidable que decía: Viajero, he aquí, La Mancha.

Sólo pude exclamar: ¡Viste!

A pesar de las reiteradas prohibiciones de traer a las Indias “libros de romance que traten de materias profanas y fabulosas historias fingidas”, éstos nos llegaban sin dificultad ni tropiezo y con el beneplácito del Tribunal de la Inquisición. Cinco o seis semanas después de haber salido de las prensas de Juan de la Cuesta la primera parte de esta obra inmortal, se registraron el 25 de febrero de 1605, “5 Don quixotte de la mancha” en el navío San Pedro y Nuestra Señora del Rosario que había de formar parte de la flota de Tierra Firme (con parada en Puerto Rico). Después fueron llegando muchos otros para la misma flota hasta un total de 84. Meses después, en la flota de Nueva España (junio-julio 1605), no menos de 262 Quijotes aparecen registrados en la buena y por demás caballeresca compañía de Amadises, Lisuartes, Carlomagnos y Esplandianes-para un total de 346 ejemplares, ninguno de Valencia.


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Lisuarte de Grecia (VIII libro). Portada de la edición de Sevilla, 1526.
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Amadís de Gaula. Portada de la edición de Sevilla, 1526.
Portada de la primera edición del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cernates, impreso por Juan de la Cuesta, Madrid, 1605.
Portada de la primera edición del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, impreso por Juan de la Cuesta, Madrid, 1605.

Antes de acabarse el año en que salió de molde, y a regocijar al mundo, estaba en América… Probablemente en esas dos flotas se remitió a América casi toda la edición príncipe del Quijote.-lo que nos explicará por qué para fines del siglo XIX, principios del XX, Leopoldo Rius, el gran bibliógrafo de Cervantes, al hablar sobre esta edición dijera: “…edición desconocida durante casi dos siglos…Es un hecho difícil de explicar el de haber enseguida los pocos ejemplares que de la edición príncipe se tiraron…” La segunda parte del Quijote se publicó en el 1615. No tuvo el éxito de la primera-para el 1650 la Primera Parte había logrado 14 ediciones; la Segunda Parte, siete. Los lectores parece prefirieron las novelas intercaladas y las escenas cómicas de la Primera Parte y se decepcionaron con lo más serio de la Segunda.


Grabado de la entrada de Don Quijote y Sancho a la ciudad de Barcelona. Segunda Parte del Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes,
Don Quijote y Sancho entrando a la ciudad de Barcelona. Segunda Parte del Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, grabado de Gustave Doré, 1863.

En esta segunda parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, en el capítulo LXII Cervantes sitúa a don Quijote ante una imprenta* en la ciudad de Barcelona-identificada por la tradición como la de Sebastián Comelles, que estaba en el barrio Gótico, en los números 14 al 16. Don Quijote entra en ella muy entusiasmado. Allí descubre que están imprimiendo su falsa vida, la que él no ha vivido: el falso Quijote de Avellaneda y sale de la imprenta despechado. Pero mejor, que lo cuente el propio Cervantes:


Portada del falso Quijote del tal Avellaneda, publicado en 1614, y al que Cervantes hace referencia en este pasaje de la Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, 1615.
Portada del falso Quijote del tal Avellaneda, publicado en 1614, y al que Cervantes hace referencia en este pasaje de la Segunda Parte del Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha, 1615.

“Diole gana a don Quijote de pasear la ciudad a la llana y a pie…

[…]

Sucedió, pues, que yendo por una calle alzó los ojos don Quijote y vio escrito sobre una puerta, con letras muy grandes: ‘Aquí se imprimen libros’, de lo que se contentó mucho, porque hasta entonces no había visto emprenta alguna y deseaba saber cómo fuese. Entró dentro, con todo su acompañamiento, y vio tirar en una parte, corregir en otra, componer en esta, enmendar en aquella, y, finalmente, toda aquella máquina que en las emprentas grandes se muestra. Llegábase don Quijote a un cajón y preguntaba qué era aquello que allí se hacía; dábanle cuenta los oficiales; admirábase y pasaba adelante.

[…]

Pasó adelante y vio que asimesmo estaban corrigiendo otro libro, y, preguntando su título, le respondieron que se llamaba la Segunda parte del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, compuesta por un tal, vecino de Tordesillas. -Ya yo tengo noticia deste libro -dijo don Quijote, y en verdad y en mi conciencia que pensé que ya estaba quemado y hecho polvos por impertinente; pero su San Martín se le llegará como a cada puerco, que las historias fingidas tanto tienen de buenas y de deleitables cuanto se llegan a la verdad o la semejanza della, y las verdaderas tanto son mejores cuanto son más verdaderas. Y diciendo esto, con muestras de algún despecho, se salió de la imprenta…”


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Grabado de Gustave Doré para la edición francesa e inglesa de Don Quijote, París y Londres, 1863.

Mi abuela hubiera rematado el relato con: –“El papel aguanta todo lo que le pongan.”

Texto de María Teresa Arrarás para Varia Tipográfica


* Para una interesante lectura sobre la imprenta del siglo XVII y Don Quijote ver el artículo de Alberto Tauro, Ensayos de cultura bibliotecaria: La imprenta en el Quijote en este enlace.


1 Comment

  1. Siempre que recuerdo aquel encuentro fortuito con La Mancha de don Quijote, sonrío.

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